LA HONESTIDAD
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Si en las relaciones individuales amistad y amor ocupan el primer lugar, en las sociales no se puede perder de vista la rectitud de conducta, que hemos llamado honestidad en sentido genérico y que empieza por el comportamiento del individuo consigo mismo. Es éste uno de los aspectos de la conducta humana que más preocupan a Séneca, cuya vida transcurrió en buena parte cercana a las personas que ostentaban el poder tanto en la vida social como en la política.

                                                        EL ÚNICO BIEN ES LA HONESTIDAD
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Tu carta me ha deleitando y ha levantado mi abatimiento; incluso ha despertado mi memoria, que ya la tengo perezosa y lenta. ¿Cómo tú, mi Lucilio, no vas a considerar como el mayor instrumento para vivir feliz el convencimiento de que el único bien es la honestidad? Pues quien considera que el bien es otro, cae en poder de la casualidad, bien en la honestidad es feliz en sí mismo.
Uno está afligido por la pérdida de sus hijos, otro preocupado por sus enfermedades, un tercero triste por sus torpezas y por la divulgación de alguna infamia; a éste lo veras atormentado por el amor de la mujer de otro, a aquél por el de la suya. No faltará quien esté dolido por un fracaso electoral; habrá quienes se vean molestados por sus propios honores. Cualquiera que se proponga ser feliz, debe ter en cuenta que lo único bueno es lo honesto.
          
                                    LA HONESTIDAD DEBE PRESIDIR LA CONDUCTA DE LAS PERSONAS
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La persona buena haá con honestidad lo que piense que debe hacer, incluso si es fatigoso; lo hará incluso si es dañoso; lo hará incluso si considera que es peligroso. De la misma manera no hará lo que resulte deshonesto, incluso si le ofreciera dinero, o incluso placer, o incluso poder; por ningún medio se le podrá apartar de lo honesto, por ninguno invitar a lo vergonzoso.

Cuanta infamia, mentira, ausencia en las humanidades de filosófia auténtica que destroza la convinvencia.